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POR AMOR EN EL CASERÍO

RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA POR: JESSICA ORTIZ MORALES




La película recomendada esta semana lo es “Por amor en el caserío” (2013) dirigida por Luis Enrique Rodríguez y escrita por Antonio Morales. Esta tiene una duración de 1 hora y 46 minutos y está disponible en Amazon Prime. En esta ocasión, tenemos un filme comprometido en representar la temática romántica a través de la obra referencial Romeo y Julieta, pero contextualizándola en un espacio puertorriqueño – el residencial Luis Lloréns Torres. La trama se centra en Cristal y Ángelo, dos jóvenes puertorriqueños cuyo amor se ve amenazado por las dinámicas de poder asumidas en su comunidad.


Sin duda alguna, Por amor en el caserío sabe exactamente lo que quiere contar y está seguro de cómo contarlo. Janice Mejías (2014, Diálogo UPR) señala “[…] además de ofrecer una historia de amor de pareja, integra relaciones de carácter familiar, afectivas y conflictivas, como parte de las dinámicas cotidianas que ocurren en el entorno del caserío”. En efecto, es un filme asertivo a la hora de explorar temas como el amor de pareja, la violencia, las masculinidades, las dinámicas familiares, la moral, etc. También reconoce su contexto histórico, político y social lo cual le permite tener un desenlace que aporta soluciones inmediatas para apaciguar las tensiones vividas en el residencial. No obstante, para propósitos de esta reseña quiero enfocarme en lo que entiendo es la espina dorsal de este proyecto.


Aunque Por amor en el caserío está basada en una obra de su guionista Antonio Morales, y en ocasiones cuenta con un cuerpo y un montaje teatral, hay una belleza que reside en su cinematografía y sus transiciones. El filme no es costumbrista, pero eso no le detiene a profundizar en las cotidianidades de su caserío.


Desde su primera toma, el lente invita a la audiencia a un recorrido tanto de la infraestructura de Lloréns, como de las personas que componen su comunidad. Por un lado, se vislumbran los edificios que fungen como hogar, las aceras y las calles que completan su barriada y los vehículos que utilizan para movilizarse. Asimismo, se toma su tiempo para visibilizar el paso del tiempo de su comunidad. Algunas imágenes incluyen a una bebé dando sus primeros pasos de la mano de su guardián, niñxs brincando cuica, niñas mojándose con una manguera y niñxs corriendo bicicleta; la adolescencia y la adultez están plasmadas en el baloncesto, en la vulnerabilidad compartida desde sus aceras o balcones, en el teatro, en la educación y en sus labores. Es también con esta generación que la película introduce el voceteo y el perreo - verbos que se originaron y transformaron en estos barrios y calles, y que aluden a un goce, a una autonomía y a la transgresión de la sexualidad. Por otro lado, la adultez tardía toma forma a través de las señoras que comparten de balcón a balcón – una muestra no solo de algarabía, pero también de complacencia y complicidad.


Aunque este fulgor es breve, entiendo allí se encuentra la espina dorsal de este filme: una propuesta comprometida en humanizar un espacio que ha sido y sigue siendo definido y marginalizado a costa de un otro.


Por amor en el caserío se asume con sus violencias, su condición política, su estigmatización y su disparidad, pero tampoco se autoproclama como víctima. Al contrario, el equipo técnico es exitoso en reflejar los matices, la camaradería, el amor solidario, el sustento y compromiso dentro de su barriada. Janice Mejías (2014, Diálogo UPR) concluye: “A través de la ambientación de los personajes dentro del espacio de los conflictos familiares, es posible observar la complejidad de las situaciones y actitudes de personajes que en otros filmes son despojados de su carácter humano”.


El reparto actoral está compuesto de Anoushka Medina, Xavier Antonio Morales, Carlos Calderón, Sebastián Vázquez, Sully Díaz, Xiomara Rodríguez, Aidita Encarnación, Omar Cruz Soto, Neisha Ramos y Ariam Vargas (IMDB). Este filme fue producido por Polo Avilés, Luz Bonilla y Socorro Torres mientras que Antonio Morales se distinguió como productor ejecutivo (IMDB). La música fue compuesta por Omar Silva, mientras que la cinematografía la lideraron Alfredo González y Raphy Molinary (IMDB). La edición estuvo a cargo de Iván Dariel Ortiz, el diseño de producción de Aurora Cedeno y la decoración del set de Glenda Rosa (IMDB). Ana C. Ramírez Vélez trabajó con el diseño de vestuario y Francisco “Panchi” López-Franco el departamento de arte (IMDB). Por último, el departamento de sonido estuvo liderado por Viviana De Marchi y Gerardo López y los efectos visuales por Francisco Cueto (IMDB).

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